AUTORES:
Hwang JU, Lee JY, Kim JG, Yoon HY
Resumen
Se trata de un estudio descriptivo, retrospectivo, no randomizado, intervencionista, de casos consecutivos operados por un único cirujano durante el período 2007-2011. Los criterios de inclusión fueron la existencia de una FM definida como la separación de capas dentro de la retina neurosensorial en el polo posterior, en pacientes con miopía elevada (<-8D) ó una longitud axial >26mm.
Anatómicamente los ojos se categorizaron según dos criterios: (1) Hallazgos en OCT de dominio espectral: retinosquisis aislada (RS, n= 24), retinosquisis + desprendimiento foveolar (RS+ DF, n= 4), retinosquisis + agujero macular (RS+ AM, n= 2), retinosquisis + agujero macular + desprendimiento foveal (RS+DF+AM, n=3); y (2) hallazgos retinográficos de atrofia coriorretiniana en polo posterior: atrofia mínima, estrías lacadas con y sin pigmentación, atrofia parcheada, atrofia difusa y atrofia coriorretiniana estafilomatosa macular.
Los datos preoperatorios más significativos de la serie fueron un 83% de mujeres, edad media de 63.2± 9años y un error refractivo elevado (equivalente esférico medio de -13.5 ± 5 D) con longitud axial media de 29.73±2 mm.
La vitrectomía cursó con cirugía de catarata asociada en un 57.6% de los casos, el calibre utilizado fue en el 73% 25G y en el 27% 23G, la tinción de la MLI se realizó en todos los casos con colorante verde indocianina y la tinción del vítreo con triamcinolona-acetónido y se realizó tamponamiento con aire en el 46% de los casos, gas (C3F8) en el 39% y aceite de silicona en el 15%. Se realizó un seguimiento de 19.3 ± 12.8 meses.
Los resultados globales del estudio mostraron una mejoría de la BCVA (desde 1.01±0.46 a 0.76±0.64 logMAR, p=0.04), grosor central retiniano (GCR) disminuyó desde 431±256 a 231±72 m (p<0.001), y el 96% de los casos cursó con resolución de la FM y reaplicación foveolar. En dos casos hubo que realizar reintervención consiguiendo finalmente éxito anatómico y los cinco casos de AM cursaron con cierre del agujero con/sin persistencia de un defecto leve neurorretiniano.
Se realizó además un estudio multivariante buscando los factores preoperatorios que podrían presentar un valor pronóstico funcional asociado a una mejor BCVA postoperatoria. Se analizaron las variables BCVA preoperatoria, longitud axial, error refractivo (EE), grosor macular central preoperatorio y postoperatorio, grados/tipos de atrofia coriorretiniana así como la presencia preoperatoria de agujero macular, estafiloma, estructura MER-like, MLI traccionada, y el tipo de tamponamiento intraocular empleado. Los resultados del anáilis mostraron que el único factor que se correlacionó significativamente con una mejor BCVA postoperatoria fue la existencia de una mejor BCVA preoperatoria (R= 0.541, P= 0.01).
Cabe mencionar también otro de los hallazgos encontrados que es una correlación negativa entre el grosor macular central postoperatorio disminuido en casos de atrofia macular severa con la BCVA postoperatoria. Por último, los autores también hacen referencia en el estudio a la presión intraocular postoperatoria y a la incidencia de suturas intraoperatorias de las esclerotomías según el tipo de calibre.
Comentario
Sin embargo en cuanto al estudio multivariante buscando un resultado visual, llama la atención que sólo la BCVA preoperatoria sea el único factor con una asociación estadística positiva, y es que una posible causa es no se contabiliza la influencia de la catarata preoperatoria en el análisis (a pesar de haberse realizado en el 57% de los casos); un paciente alto miope con catarata es difícil de graduar preoperatoriamente y conseguir una buena BCVA, por tanto cabe esperar que simplemente la propia cirugía de cristalino, que además corrige el defecto refractivo, produzca un cambio muy significativo en la BCVA independientemente de la mejoría funcional atribuible a la restauración anatómica de de su patología macular. Otros estudios sí han encontrado asociaciones estadísticamente significativas entre variables preoperatorias como la longitud axial, presencia de un agujero macular, membrana epirretiniana, tracción de la MLI, con una mejora funcional postoperatoria. Los autores argumentan dicha desviación a posibles diferencias en el diagnóstico por el tipo de OCT, aunque posiblemente obedezca más a un n bajo cuando se desglosa la serie por patología específica.
Por último, los propios autores reconocen otras limitaciones del estudio como la no estandarización prospectiva de la elección del calibre quirúrgico o del tipo de tamponamiento que se realizó en función de la preferencia del cirujano. En este punto es interesante comentar el resultado encontrado en cuanto a la no inferioridad del tamponamiento con aire respecto al gas o al aceite de silicona.
AUTOR:
Dra. Rosario Cobo Soriano.
Jefe de Servicio de Oftalmología.
Hospital Universitario del Henares