Autores del artículo original:
Shoughy SS, Jaroudi MO, Kozak I, Tabbara KF.
Resumen
Objetivo: Describir los hallazgos de tomografía de coherencia óptica (OCT) en ojos con escleritis anterior activa y compararlos con aquellos con epiescleritis y controles.
Métodos: Se trata de un estudio de evaluación prospectiva de una prueba diagnóstica. Se incluyeron un total de 30 ojos de 30 pacientes con inflamación escleral o epiescleral anterior unilateral. Los ojos contralaterales sin enfermedad ocular activa sirvieron como controles. El OCT se realizó sobre la esclera anterior en la zona inflamada en todos los casos. Las imágenes de OCT fueron analizadas para determinar el grosor escleral y la presencia o ausencia de áreas hiporreflectivas esclerales que representen edema intraescleral.
Resultados: Se incluyeron 17 varones y 13 mujeres, con una edad media de 43 años (rango 21-77 años). 18 pacientes presentaban escleritis anterior y 12 epiescleritis. El grosor transconjuntival medio en ojos normales fue de 747±68,97 micras (rango 616-877), en pacientes con escleritis de 882±87,35 micras (773-1089) y de 825±85,57 (718-949) en pacientes con epiescleritis.
Conclusiones. Los pacientes con escleritis anterior activa mostraron aumento del grosor escleral y presencia de áreas intraesclerales hiporeflectivas de edema en el OCT en comparación con pacientes con epiescleritis y ojos normales. La OCT añade información cualitativa y cuantitativa para diagnosticar y monitorizar pacientes con escleritis.
Comentario
En ocasiones el diagnóstico diferencial de la escleritis y epiescleritis anterior puede ser complejo. Existen diversos síntomas y signos que facilitan tal diagnóstico, que rara vez queda en el aire. En tales casos, los autores proponen el empleo de una OCT para poder diferenciar ambas entidades clínicas, midiendo el grosor escleral y determinando la existencia de áreas de edema escleral. Se trata de un uso novedoso de la cada vez más extendida y empleada OCT. Los resultados demuestran un mayor grosor en los pacientes con escleritis (P=0,001), así como la existencia de áreas hiporeflectivas sugestivas de edema escleral que no aparecen en casos normales ni en epiescleritis.
Al analizar los resultados los autores advierten de que la diferenciación de escleritis y epiescleritis no debe estar solo basado en el uso del grosor escleral, pues algunas epiescleitis nodulares pueden tener mayor grosor escleral que casos de escleritis difusa. La clave, para ellos, es la búsqueda de zonas de edema escleral (Fig. 1), que no se deben confundir con zonas de líquido en el espacio subconjuntival.
Se trata de una nueva potencial indicación del OCT. Los autores indican las limitaciones del estudio (pequeño tamaño muestral y medidas manuales) pero no incluyen una que creo significativa. Los ojos adelfos de ojos con escleritis o epiescleritis no creo que puedan ser considerados como normales. No les hubiese costado nada tomar medidas de grosor escleral en pacientes sanos, sin patología ocular previa. Además, los autores no tienen en cuenta la posible diferencia en grosor escleral existente con la edad.