Resumen
Los pacientes fueron clasificados en dos grupos, el de alto riesgo, que incluía a los pacientes de menos de 1.250 g o edad gestacional inferior a 30 semanas y el de riesgo medio, que eran los pacientes de peso al nacer de entre 1.250 y 1.500 g y los de edad gestacional entre 30 y 32 semanas. Se aplicaron tres modelos diferentes de elección de pacientes a explorar siendo obligatorio, para que fuesen válidos, que no dejasen a ningún paciente con retinopatía severa sin detectar. Además, el modelo debía ser fácilmente aplicable a la práctica clínica habitual. Se evaluó el número de exploraciones que se habrían dejado de hacer en caso de haber aplicado el modelo correspondiente y los pacientes con retinopatía que habrían quedado fuera.
De los modelos estudiados, el único que no dejó ningún paciente con retinopatía severa sin detectar y además consiguió reducir en un 20% el número de exploraciones a realizar fue el que indicaba la necesidad de exploración a todos los pacientes dentro del grupo de alto riesgo y a los pacientes dentro del grupo de riesgo medio que presentasen al menos uno de estos factores de riesgo: ventilación asistida, enterocolitis necrotizante, sepsis o uso de glucocorticoides o cardiotónicos postnatales.
Comentario
La población que es sometida a la exploración de cribado es muy variable en todo el mundo por las diferencias socio-económicas, la disponibilidad de recursos materiales y la mayor o menor facilidad de acceder a personal cualificado para realizar las pruebas necesarias. Pero incluso en los países desarrollados existe disparidad en los criterios de inclusión de pacientes para la exploración de cribado.
La realización de programas de cribado en pacientes prematuros conlleva una importante carga tanto asistencial como económica, además del estrés infligido por la exploración del fondo de ojo a pacientes de muy corta edad, con patologías añadidas en muchos de los casos. El número de pacientes a examinar está además sufriendo un incremento en los últimos años por la mejora de los cuidados neonatales y el aumento de partos múltiples consecuencia de procedimientos de reproducción asistida.
El intento de acotar la población diana del cribado de la retinopatía de la prematuridad es por tanto una actuación que puede aportar beneficios evidentes siempre y cuando se dé la premisa de que no se pierdan en ese proceso pacientes con afectación retiniana importante.
Esa condición fue planteada por los autores del presente estudio para evaluar los resultados de los diferentes parámetros aplicados a los grupos de pacientes estudiados. Finalmente se encuentra una combinación de parámetros clínicos, que unidos a los más importantes que son el peso y la edad gestacional, conseguirían reducir el número de exploraciones en un porcentaje nada desdeñable del 20%. Si bien algún caso de retinopatía leve y moderada pasaría inadvertido, en ningún caso se omitió una retinopatía severa. Ahora bien, la aplicación de este nuevo protocolo exige un esfuerzo adicional del neonatólogo para seleccionar los pacientes susceptibles de cribado combinando los criterios de peso y edad gestacional con los parámetros clínicos identificados en el estudio. Pese a todo, el beneficio tanto en ahorro de tiempo y recursos como en las menores molestias que se causan a los niños bien merecen dicho esfuerzo.
Conclusión
AUTOR:
Jesús Zarallo Gallardo.
Doctor en Medicina.
Oftalmólogo del Hospital Universitario del Henares.