La miopía es un defecto de refracción prevalente que suele comenzar en la infancia y aumenta con la edad. El estudio CLEERE se ha desarrollado en EEUU con 4556 niños de cinco razas distintas, con el objetivo de estudiar la incidencia de nuevos casos de miopía en la infancia. Los niños fueron incluidos desde los cinco años de edad, sólo si en ese momento no presentaban un defecto miópico, y a partir de entonces se repitió la exploración anualmente bajo cicloplejia. A lo largo del seguimiento, apareció un equivalente esférico de al menos -0,50 D en un 23,4% de niños; con una mayor incidencia a la edad media de 10 años. En orden de frecuencia por razas, la incidencia fue mayor en niños asiáticos (35%), hispanos (30%), afroamericanos (22%), nativos americanos (21%) que en los niños blancos (17%). El número de casos nuevos de miopía fue ligeramente mayor en niñas (25,5%) que en niños (21%).

Las publicaciones del grupo de estudio CLEERE nos han aclarado otros aspectos sobre el desarrollo de la miopía: 1) El riesgo de desarrollar miopía es mayor si los padres del niño son miopes, pero no se puede considerar un factor predictivo de alta sensibilidad; 2) No parece haber diferencias en la presión intraocular antes o en el momento de la aparición de la miopía en los niños que desarrollaron miopía respecto a los que no; 3) No se registraron diferencias en las horas medias de lectura o juegos de ordenador o videoconsolas previo al desarrollo de miopía. Sin embargo, los niños en los que apareció este defecto refractivo parece que estaban menos horas al aire libre o practicando deportes; 4) Los niños con bajo peso al nacer presentaron incluso un riesgo ligeramente inferior que aquellos con un peso normal; sin embargo en mi opinión, harían falta estudios con una edad de reclutamiento inferior y que se tuviesen en cuenta otros aspectos como el desarrollo de retinopatía del prematuro para poder extraer conclusiones más consistentes respecto al peso al nacimiento.

El estudio multicéntrico y longitudinal CLEERE nos aporta datos concretos sobre un problema tan prevalente en la infancia como es la miopía. Practicamente uno de cada seis niños desarrollarán este defecto refractivo, lo que tiene repercusión sobre su vida cotidiana, tanto en clase, para ver la televisión como para sus actividades al aire libre. Este riesgo es conocido, y da lugar a múltiples consultas por parte de los padres, especialmente sensibles si ellos mismos llevan gafas. En este estudio vemos como tres de cada cuatro casos aparecen entre los 9 y los 13 años, lo que nos permite acotar una franja de edad por encima del umbral de la ambliopía a la que prestar atención en los programas del niños sano. También hay que tener en cuenta que el riesgo es especialmente alto en niños asiáticos e hispanos; sin embargo, las condiciones socio-demográficas de EEUU son ligeramente distintas a las de nuestro entorno, por lo que se echan en falta datos, sobre todo respecto a los niños de raza árabe.

Es importante profundizar en la historia natural de la miopía, para poder diagnosticarla precozmente en campañas de detección temprana sensibles y eficientes.