Resumen
Se incluyeron una muestra de 12 casos elegidos consecutivamente por orden alfabético de una base de datos de pacientes diagnosticados de estrabismos horizontales( 8 con esotropia y 4 con exotropía, intermitentes o alternantes) y un grupo control de 13 casos sin estrabismo. Se excluyeron los casos con estrabismos incomitantes ( paralíticos o restrictivos), y las cirugías previas sobre los músculos extra-oculares.
Ambos grupos fueron estudiados con RM, realizando cortes de 2mm de espesor en el plano axial ( 1.5 T Signa; General Electric, Milwaukee, WI). Se eligieron ambos ojos en los sujetos controles y el ojo fijador de los pacientes estrábicos, en la posición central de la mirada. Se midieron manualmente los trayectos de los rectos mediales y laterales desde el punto de la inserción escleral y el ápex orbitario.
La desviación media en los pacientes con esotropía fue de 30 dp, y en las exotropías de 47 dp.
La media del trayecto del recto medio en los controles fue de 35.0 ± 4.1 mm, que no difiere significativamente de la media del trayecto muscular obtenido en los pacientes con esotropía: 35.8 ± 2.9 mm, y con exotropia: 36.3 ± 1.7 mm. La media del trayecto del recto lateral tampoco difiere significativamente entre los grupos control y los estrabismos: 35.7 3 ± 4.0 mm ( grupo control), 37.8 ± 3.3 (esotropías), y 39.6 ± 3.8 mm en las exotropías. Si se observa una tendencia hacia una mayor longitud del trayecto muscular del recto lateral en los pacientes diagnosticados de esotropía secundaria a parálisis o insuficiencia de la divergencia, pero no estadísticamente significativa.
Comentario
Según algunos trabajos publicados en la literatura, la modificación de los trayectos musculares sería debida a una adaptación de las sarcómeras que ocurriría con el acortamiento o estiramiento de los músculos extra-oculares. Esta hipótesis explicaría los cambios que se producen en la parálisis inducida por ejemplo por la toxina botulínica. Sin embargo en otros estudios más actuales no se ha demostrado ninguna alteración estructural de los músculos extra-oculares, ni por imagen ni histológicamente, que se relacionaran con la producción de un estrabismo comitante.
Los autores también demuestran estadísticamente como a pesar de tener un número de casos muy limitado, tanto de controles como de estrabismos, es una muestra suficiente para dar datos de significación estadística. Realizan un estudio y análisis de las imágenes obtenidas en la RM sin conocer los datos clínicos de los pacientes, lo que confiere mayor validez al estudio. La única pega que ellos mismos exponen es la poca precisión al realizar la medida del trayecto muscular, aunque sería igual para controles y estrábicos, y por tanto aparentemente no sesgaría los resultados obtenidos.
Conclusión
AUTOR:
Pilar Merino Sanz.