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Autores:

Dacid Bellocq, Jean-Francois Korobelnik, Carole Burillon, Nicolas Voirin, Corinne Dot, et al.

Resumen

Estudio multicéntrico realizado en nueve Centros de Francia, retrospectivo, observacional,  de casos consecutivos y no controlado. Los autores presentan una serie de pacientes (n=50) que recibieron tratamiento mediante una inyección intravítrea del implante de dexametasona (Ozurdex®) como tratamiento del edema macular postquirúrgico refractario a otros tratamientos de primera línea. Los pacientes tuvieron un seguimiento mínimo de seis meses, y un 78% (39 ojos) completaron más de un año de seguimiento. Los parámetros evaluados fueron el grosor macular  central y la agudeza visual corregida (BCVA) medida en letras ETDRS.

Los resultados fueron los siguientes: La BCVA promedio pasó de 55.7 ± 15  a 71.8±10  letras al segundo mes, con un 61% de los ojos que ganaron más de 15 letras. En cuanto al espesor macular central, decreció de 544 a 302 mm a los dos meses. De los 39 ojos que tuvieron un seguimiento de por lo menos un año, un 49% precisó una segunda inyección y el patrón de respuesta tanto anatómico como funcional fue similar al primer tratamiento. Las cirugías primarias que derivaron en edema macular fueron fundamentalmente facoemulsificación (82%), y el resto fueron vitrectomías, faco-vitrectomías para cirugía macular (MER), y en un caso sucedió tras una vitrectomía por desprendimiento de retina. El tiempo medio de diagnóstico del  edema macular respecto a la cirugía previa fue de 7.8 semanas  con un rango que osciló entre 4 y 14 semanas

Los tratamientos de primera línea utilizados en la serie fueron acetazolamida + AINEs tópicos en el 62% de los casos, y en un 30% se añadió al tratamiento previo, triamcinolona intravítrea, o fármacos antiVEGF..

En cuanto a la seguridad del  procedimiento, los efectos adversos fueron despreciables con leves picos tensionales transitorios que se controlaron con tratamiento médico sin precisar en ningún caso de  cirugía filtrante; dichos resultados de seguridad se mantuvieron en los casos que requirieron más de un tratamiento intravítreo.  Los autores concluyen que el tratamiento con Ozurdex® es eficaz y seguro en ojos afectos de edema macular postquirúrgico incluyendo el Sd. De Irvine-Gass.

Comentario

El presente estudio viene a corroborar la experiencia positiva conocida de los corticoides intravítreos como tratamiento de un edema macular de mecanismo inflamatorio.

Tradicionalmente el edema macular postquirúrgico y el Sd de Irvine-Gass se ha tratado en primera línea con AINEs tópicos y fármacos inhibidores de la anhidrasa carbónica (fundamentalmente acetazolamida), éste último fuera de indicación con resultados variables. Posteriormente varios estudios han publicado resultados también variables con otros fármacos intravítreos como antiVEGF, interferón α2a e incluso infliximab; sin embargo, la triamcinolona tanto intravítrea como periocular han demostrado los mejores resultados en eficacia con una seguridad variable y también como uso off-label no sólo en la indicación del edema macular sino como uso intraocular. Por tanto, es lógico pensar que un corticoide como la dexametasona, dispensado en un dispositivo de liberación retardada con efecto sobre el polo posterior durante varios meses, y con un diseño específico para uso intraocular cumpla los requisitos para tratar esta patología aunque en el momento actual no tenga la aprobación oficial para dicha indicación.

Aunque el estudio tiene la limitación de un tamaño muestral moderado y no tiene la dimensión de los grandes ensayos clínicos, es retrospectivo y no comparativo, sí que nos aporta datos objetivos sobre la efectividad y la seguridad  del procedimiento en esta patología;  tiene además las fortalezas de un estudio multicéntrico y un seguimiento de más de un año en un 78% de los casos en los que se aprecia que en caso de recidiva, un segundo implante consigue mejorar el cuadro clínico sin empeorar la seguridad.  Dichos hallazgos inclinarían la balanza a incorporar el tratamiento con dexametasona como segunda línea de tratamiento en caso de refractareidad al tratamiento con AINEs tópicos, o bien simultanear ambos tratamientos y relegar a una tercera línea a la acetazolamida oral. Estudios futuros prospectivos, controlados y randomizados confirmarán estos resultados para poder implantar estos protocolos con una mayor evidencia científica.

AUTOR:

Dra. Rosario Cobo Soriano
Doctora en Medicina y Cirugía
Jefe de Servicio de Oftalmología.
Hospital Universitario del Henares

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