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Resumen

En este trabajo de un grupo de investigadores vinculados a Bausch & Lomb, se trata de investigar, a través de la determinación de citoquinas proinflamatorias y metaloproteinasas de la matriz (MMPs) obtenidas de la tira de un test de Schirmer, la correlación entre diversos test de detección de ojo seco y dicha concentración de factores proinflamatorios. Los test elegidos para ese posterior análisis de correlación fueron el test de Schirmer, el tiempo de ruptura de la película lagrimal (BUT), la osmolaridad de la lágrima y el índice de afectación de la superficie ocular (OSDI). De esta forma, se seleccionaron 30 voluntarios sanos a los que se les efectuaron todos los test de detección de ojo seco anteriormente citados. De las tiras de Schirmer utilizadas se extrajeron las correspondientes proteínas y se determinaron las concentraciones de 5 citoquinas proinflamatorias (IL1α, IL1β, IL6, IL8, TNFα), así como de 5 MMPs (1, 2, 7, 9, 10) utilizando la técnica de esferas múltiples (multiplex bead). Al aplicar el test de correlación de Spearman, el test de Schirmer y la osmolaridad de la lágrima correlacionaban con el incremento de factores pro-inflamatorios en los citados sujetos de estudio, pero no así el BUT ni el OSDI. En definitiva, el test de Schirmer y el de la osmolaridad lagrimal parecen tener más relevancia para el oftalmólogo a la hora de diagnosticar un ojo seco que el OSDI o el BUT, reflejando no sólo el déficit de producción acuosa sino también los cambios inflamatorios que dicho déficit acarrea.

Comentario

La incorporación de test de detección múltiple (todos los “multiarray” en los que incluiríamos el “multiplex bead” aquí descrito) al estudio de la superficie ocular ha permitido, respecto a las técnicas de ELISA tradicionales, el estudio de muchos más elementos (dentro de la proteómica) simultáneamente y a partir de muestras significativamente más pequeñas, manteniendo al mismo tiempo (como en este caso con el “multianalyte profiling assay system” de Luminex) una muy buena correlación con las determinaciones individuales del clásico ELISA. En definitiva, ha supuesto un considerable avance en el conocimiento de los mecanismos asociados al daño de la superficie ocular, en este caso en los pacientes con ojo seco. De esta forma se han descrito numerosas citoquinas, quimioquinas y MMPs asociadas a la enfermedad de la superficie ocular, incluyendo el ojo seco.
Otra de las novedades que aporta este trabajo es la forma de recoger las muestras (a partir de las tiras de Schirmer), que realmente es significativamente novedosa y aparentemente sencilla, respecto a otras técnicas tradicionales como el tubo capilar. El componente inflamatorio en el síndrome de ojo seco se ha plasmado en numerosos artículos científicos en los últimos años. Sin embargo, poco se conoce de la correlación entre los test diagnósticos de ojo seco de los que dispone el oftalmólogo clínico, y la existencia de ese componente inflamatorio en mayor o menor grado. La importancia de este trabajo reside en ese cariz traslacional que aporta al tratar de determinar cuáles de dichos test pueden poner de relieve con mayor exactitud dicho componente inflamatorio.

Conclusiones

Los diversos test diagnósticos del ojo seco pueden poner de relieve, directa o indirectamente, otros mecanismos implicados en la patogenia del daño a la superficie ocular que se observa en estos pacientes. El test de Schirmer y el de la osmolaridad lagrimal pueden ser de utilidad para reflejar el componente inflamatorio asociado al déficit de producción acuosa.

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