Resumen
En este artículo los autores proponen una nueva aproximación al tratamiento de las queratitis fúngicas, que consiste en hidratar la periferia del absceso corneal con voriconazol en cinco puntos. Las inyecciones se repitieron con un intervalo de 72 horas en caso de considerarse necesario. No se trata de un método por completo nuevo. Ya había sido descrito previamente, pero el trabajo cuenta con la fortaleza de presentar la serie más larga. Doce pacientes con una historia de seis semanas de evolución de queratitis fúngica refractaria al tratamiento con natamicina y voriconazol oral y tópico, fueron incluidos en el estudio. En ocho de los casos el agente responable pertenecía al género Aspergillus, en tres casos el hongo aislado fue un Fusarium, y en un paciente el agente responsable pertenecía al género Curvularia. Aunque el trabajo cuenta con la limitación metodológica de no haber incluido controles (incluirlos hubiera sido difícilmente justificable desde el punto de vista ético), en diez de ellos (83%) se evitó la progresión hacia la perforación ocular. El tiempo medio de curación fue de 40 días con muy baja dispersión (desviación estándar: 8 días), y aunque las agudezas visuales finales fueron muy bajas, en ningún paciente se produjo recidiva tras la curación. La lógica del método se basa en la mala penetración que la mayor parte de los agentes antifúngicos tienen en el estroma corneal. Como suele ser habitual, se precisa más casuística para hacer generalizables estos resultados, así como determinar la concentración óptima del fármaco y el número de inyecciones. Pero de lo que no hay duda es que el método no es caro ni complejo y ofrece una alternativa muy lógica a los tratamientos previos al depositar el fármaco directamente en el tejido infectado. Podría asimismo hipotetizarse que la aplicación precoz del método (y no tras varias semanas de mala respuesta a los tratamientos convencionales) conduzca probablemente a resultados mejores.
Comentario
Las queratitis fúngicas constituyen un porcentaje importante de las llamadas infecciones graves de la superficie ocular y son responsables de una parte muy importante de la ceguera corneal en el tercer mundo. En el primer mundo el manejo de esta patología inquieta mucho al oftalmólogo, pues dista mucho de estar protocolizado. Se trata por lo tanto de un problema no resuelto de gran magnitud, y por ello es lógico que los directores de la revista dediquen además el editorial de este número a repasar el estado actual del problema.
Conclusiones
La inyección intraestromal de voriconazol puede constituir una alternativa eficaz en el tratamiento de las queratitis fúngicas refractarias a los tratamientos habituales. Se trata de un método barato y relativamente sencillo, que podría mejorar el pronóstico de estas infecciones corneales.
AUTOR:
Julio González Martín-Moro
Medico oftalmólogo. Doctor en Medicina
Hospital Universitario del Henares, Madrid.