Autores:
Felix JP, Lira RP, Zacchia RS, Toribio JM, Nascimento MA, Arieta CE
Resumen
Métodos: Se trata de un ensayo clínico prospectivo unicéntrico aleatorizado doble ciego que incluyó 95 pacientes con retinocoroiditis por Toxoplasma gondii recurrente activa. Las lesiones iniciales fueron tratadas de forma exitosa en todos los casos con T-S (800 mg/160 mg) dos veces al día durante 45 días. Posteriormente cinco pacientes abandonaron el estudio. Los restantes pacientes se aleatorizaron al Grupo 1 (un comprimido de T-S cada dos días) o Grupo 2 (placebo cada dos días). La variable principal fue el numero de recurrencias de retinocoroiditis por Toxoplasma gondii en un año y la secundaria el cambio de AVMC en un año.
Resultados: La incidencia de retinocoroiditis por Toxoplasma gondii en 12 meses fue de 0 de 46 (0%) en el Grupo 1 y 6 de 47 (12,8%) en el Grupo 2. La mejoría visual en ambos grupos fue similar. No se observó toxicidad relacionada con el tratamiento.
Conclusiones: El tratamiento con T-S resultó en una reducción del 100% en las recurrencia de retinocoroiditis por Toxoplasma gondii en un año de tratamiento.
Comentario
No existe, sin embargo, consenso claro sobre la necesidad de tratar de forma crónica a pacientes con formas recurrentes de retinocoroiditis por Toxoplasma gondii, ni tampoco sobre el tratamiento de elección.Este ensayo clínico, aleatorizado y doble ciego, pretende arrojar luz sobre tales dudas, evaluando el uso de T-S cada dos días en la reducción de la incidencia de retinocoroiditis porToxoplasma gondii. Se demuestra una reducción del 100% en el número de brotes, pues el grupo tratamiento no presentó ninguna recurrencia durante el año de seguimiento, mientras que el grupo placebo presentó 6 episodios, lo que supone el 12,8% de los pacientes de dicho grupo. Además, no aparecieron efectos secundarios severos ni toxicidad asociada al tratamiento.
Un estudio previo, no controlado con placebo ni doble ciego, obtuvo resultados similares, desarrollando recurrencias el 6,6% de los pacientes tratados con T-S cada 3 días frente al 23,8% de los pacientes que no recibieron ningún tratamiento.
Sin embargo, tal significativa reducción en el número de recurrencias no tiene reflejo en la AVMC final, en la que no se observaron diferencias entre ambos grupos. Los autores creen que un mayor número de pacientes o mayor seguimiento sí hubiera hecho esta diferencia significativa, pues las recurrencias de retinocoroiditis por Toxoplasma gondii suelen asociarse a pérdida de visión. Con todo, los autores argumentan que los pacientes que experimentaron recurrencias tenían peor AVMC al final del seguimiento, lo que podría ser una evidencia de la importancia del tratamiento. Lo que no comentan los autores es que esos pacientes partían de una menor AVMC basal, y que experimentaron mayor mejoría media que los pacientes sin recurrencia (26 vs 21 letras en ETDRS).
El tratamiento fue bien tolerado, con menos del 3% de los pacientes experimentando efectos secundarios. Sin embargo, el uso crónico de T-S puede producir aparición de resistencias y efectos secundarios, sobre todo gastrointestinales y alérgicos, con cuadros graves como Stevens-Johnson, necrolisis epidérmica tóxica, necrosis hepática fulminante o anemia aplásica.
Habida cuenta de estos efectos secundarios posibles, el precio del tratamiento (aun cuando es muy limitado, apenas 0,31$ el comprimido) y la no ventaja sobre la AVMC final, los autores recomiendan limitar el tratamiento preventivo de recurrencias en casos seleccionados de pacientes con antecedentes de recurrencias frecuentes o graves, o bien en pacientes con cicatrices cercanas a la fóvea, en las que una reactivación puede comprometer seriamente la visión.
Conclusión
El estudio sugiere un abordaje eficaz para prevenir las recurrencias de retinocoroiditis porToxoplasma gondii. en pacientes seleccionados. Con todo, estudios con mayor número de pacientes y mayor seguimiento son necesarios, así como otros que incluyan casos con infecciones congénitas o pacientes inmunodeprimidos.
AUTOR:
PEDRO ARRIOLA-VILLALOBOS
Hospital Clínico San Carlos. Madrid