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Este artículo firmado por investigadores del servicio de oftalmología de la Facultad de Medicina de Nagoya (Japón) trata de determinar los cambios de temperatura del humor vítreo como consecuencia de diversas intervenciones en el contexto de una vitrectomía. De esta forma se incluyeron 87ojos de 81 pacientes operados por un mismo cirujano. 

Resumen

Este artículo firmado por investigadores del servicio de oftalmología de la Facultad de Medicina de Nagoya (Japón) trata de determinar los cambios de temperatura del humor vítreo como consecuencia de diversas intervenciones en el contexto de una vitrectomía. De esta forma se incluyeron 87ojos de 81 pacientes operados por un mismo cirujano. Las patologías que se incluyeron fueron retinopatía diabética (33 ojos), membrana epirretiniana (35 ojos) y agujero macular idiopático (19 ojos).

En algunos casos (10 ojos) se realizó una cirugía combinada (extracción de catarata + vitrectomía). Por supuesto, se tuvieron en cuenta la temperatura de la habitación (media de 26.4 +/- 0.4°C) y la de la solución salina de irrigación (media de 25.8 +/- 1.4°C). Se monitorizó la temperatura del vítreo intraoperatoriamente durante toda la cirugía hasta el momento del intercambio con aire en los 87 pacientes. Todas las cirugías se realizaron bajo anestesia retrobulbar utilizando el sistema Accurus de Alcon, utilizando instrumental de 23 o 25G. La temperatura se midió utilizando un sistema de sonda de par termoeléctrico (2 cables de diferentes metales que se conectan en 2 puntos, el voltaje que se desarrolla entre las 2 uniones es proporcional a la diferencia de temperatura). Este sistema tiene un sensor ultrarrápido, capaz de detectar temperaturas en 0.005 segundos. El sensor se colocaba a través de una incisión de 30G a nivel nasal inferior.

Resultados: La temperatura del vítreo justo antes de la vitrectomía fue de 33.0 +/- 1.3°C. Durante la vitrectomía central, la temperatura bajó 2.3 +/- 1.6°C hasta los 30.7+/- 1.7°C. Durante el pelado de membrana, la temperatura normalmente ascendía gradualmente hasta alcanzar valores medios de 32.9 +/- 1.3°C. Durante la vitrectomía periférica, la temperatura bajaba hasta un promedio de 29.2 +/- 1.4°C. La temperatura se incrementaba durante la fotocoagulación hasta un promedio de 31.5 +/- 1.9°C que era un valor 1.7 +/- 2.0°C superior al previo a la fotocoagulación. Hay que decir que el promedio de impactos de láser aplicados fue de 2153 +/- 974 en ojos con retinopatía diabética, 281+/- 369 en ojos con membranas epirretinianas y 454+/- 669 en ojos con agujeros maculares. Todos estos cambios eran estadísticamente significativos al compararlos con los valores basales, mientras que los cambios durante cada uno de los citados procedimientos (cambios de temperatura durante la fotocoagulación, por ejemplo) no fueron estadísticamente significativos. La temperatura media antes de la cirugía de catarata era claramente superior que al terminar dicha cirugía (34.0+/- 0.7°C vs 31.7+/- 1.3°C).

La temperatura del vítreo descendió pues significativamente durante la vitrectomía central, la vitrectomía periférica y la cirugía de catarata, y aumentó durante el pelado de membrana y la fotocoagulación. Hubo una correlación significativa entre el incremento en temperatura del vítreo y el número de impactos así como la duración de la fotocoagulación.

Comentario

Diversos estudios han analizado las alteraciones en la función retiniana como consecuencia de alteraciones en la temperatura. Parece que la hipotermia se relaciona con un efecto protector sobre la toxicidad de la luz, presión intraocular elevada, daño isquémico, así como produciendo un menor efecto inflamatorio post-quirúrgico en modelos animales. Por ello, provocar bajadas en la temperatura intraocular podría tener sentido para intentar evitar determinadas complicaciones extra- e intraoperatorias.

Parece que el incremento de la temperatura relacionado con la fotocoagulación podría estar relacionado con la menor velocidad de irrigación, las alteraciones en el sistema de control de temperatura por la coroides, y la transferencia de calor inducida por la quemadura. Descender o detener la irrigación durante este proceso puede ser pues muy peligroso y determinar subidas de temperatura aún mayores. En todo caso, parece que la cuestión más importante que pone de relieve este trabajo es cuál debe ser la temperatura óptima de la solución de irrigación con vistas a proteger la retina. Hay que pensar que en pacientes con daño cerebral severo, se usan hipotermias terapeúticas (entre 32.2 y 33.9°C) para tratar de minimizar el daño neurológico y reducir la morbimortalidad del paciente. Sin embargo, una temperatura demasiado baja podría relacionarse con disbalances electrolíticos y trastornos de coagulación por inhibición de la función plaquetaria. Por eso, resulta difícil discernir cuál debe ser la temperatura ideal de esta solución de irrigación, aunque estoy seguro de que podría tener claros efectos beneficiosos sobre nuestros pacientes.

Conclusión

La temperatura intraoperatoria (en este caso durante la vitrectomía) puede ser de vital importancia para lograr resultados quirúrgicos (sobre todo funcionales) óptimos. Este campo de investigación puede resultar fundamental para mejorar dichos resultados en el futuro.

AUTOR:
Miguel Cordero Coma
Unidad de Uveítis. Hospital Universitario de León
Instituto de Biomedicina (IBIOMED). Universidad de León

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